Ja han passat

Publicado en Club Cortum

Decía Gabriel Rufián ante los resultados de las elecciones andaluzas “Un diputado de VOX es un fracaso. 12 es un drama.” 11 son con los que cuenta ahora el Parlament catalán. No parece tan distinta Catalunya de esa España dramática que no gusta por fascista y anti democrática.

Esa España que con un gobierno de izquierdas a la cabeza y el trabajo incesable por aprobar una tras otras leyes de protección de lo social, mira a la cara a la Generalitat y le pregunta que narices está haciendo. Esa, donde los partidos de izquierda suman y no dan gobierno a la derecha solo por una promesa rota de un mundo mejor que ni existe, ni nunca llega.

La primera infografía que corría por redes tras la subida apabullante de VOX en Catalunya nos mostraba el Parlament con una frase en grandes y gordas letras blancas, muy blancas: “Ja hem passat”. Responden al “no pasarán”, lema antifascista, al que nos asimos los que creemos que la extrema derecha no debería formar parte de ningún tipo de órgano de decisión.

“Il ne passerant pas!” Gritaban los soldados de la batalla de Verdún, en la Primera Guerra Mundial, y más tarde gritó el “no pasarán” Dolores Ibárruri, la Pasionaria, defensora de la República en la Guerra Civil Española, durante el asedio a Madrid. Lo pintó el algecireño Ramón Puyol en un cartel, que tenía bastante más gracia que la infografía cutre y ruin que lo parafrasea.

VOX el partido que echa de menos la época franquista y jalean a los partidos de ultraderecha europeos. Los que felicitan a Trump y que vienen a recordarnos lo que está bien y lo que está mal. Feminismo, mal. Comunismo, mal. LGTBI mal. Inmigración, mal… si no es inmigración con dinero, que parecen que migran pero sin molestar. Al final eso es lo que les molesta: la pobreza y la diferencia. Con discursos demagogos, manipulados y que se nutren de las fake news para generar miedo, del miedo al odio, del odio a la venganza.

El odio genera más odio. Y del odio en forma de piedras, gritos e improperios se nutren para mostrarse como las víctimas de la falta de libertad de un país. Curioso que los que les violentan griten exactamente lo mismo. Porque el odio se nutre de odio aunque se disfrace de libertad y aunque se pinte de rebeldía. Es solo odio.

Y nos informan que ya han pasado. Asumen el grito antifascista y nos lo devuelven. Han pasado y van a ir contra todo lo que llevamos conseguido tras años de defensa de valores de izquierdas como la solidaridad, la justicia social, el respeto al diferente, la defensa de lo público y el bien común, la protección del estado de bienestar y la equidad.

Llegados a este punto, no podemos quedarnos con la sorpresa o la indignación, debemos preguntarnos si no estamos menospreciando a quienes consiguen que ideas vagas y basadas en propuestas sin fundamento logren convertirse en un proyecto suficientemente atractivo para conseguir el apoyo de 217.371 personas.

La manipulación se combate formando a ciudadanos y ciudadanas con criterio que cuestionen cualquier información. ¿Tenemos un sistema educativo que promueva crear personas que se hagan preguntas, que cuestionen y evalúen? El miedo al diferente se combate con cultura, con el fomento de valores positivos como el respeto, la empatía y la solidaridad. ¿Tenemos medios de comunicación públicos que fomenten ese tipo de conductas? Nuestra sociedad, ¿promueve entornos donde la inclusión, la igualdad y el compañerismo sean los puntos fuertes o se basa en la competitividad y el premio al que mayor ambición presente?

Nos parece un drama que la extrema derecha logre escaños en un país que ha dejado atrás 40 años de dictadura , pero quizás el drama sea no haber sido capaces de establecer un sistema sólido que proporcione las herramientas para formar a ciudadanos y ciudadanas exigentes, inconformistas pero responsables y capacitados para el pensamiento libre y crítico.

Lo contrario nos lleva a sistemas autoritarios, excluyentes y profundamente desiguales, donde las oportunidades recaen sobre los mismos mientras que el resto ha de conformarse con subsistir. Lo empezaremos a ver pronto en Catalunya como ya lo sufren en Andalucía o en Madrid.

Debemos, los que creemos en un sistema que se preocupa por la igualdad de oportunidades asumir la responsabilidad de no haber logrado el objetivo de construir una sociedad progresista. Y trabajar en volver a explicar por qué VOX es un partido de extrema derecha y por qué es un absoluto drama que alcancen cualquier mínima cuota de poder. A partir de ahí, podremos volver a proclamar que el racismo, la homofobia, el autoritarismo, el nacionalismo excluyente, el machismo repulsivo que blanquea la violencia de género no pasará, no pasarán. Pero de momento, asumámoslo, ja han passat.