Modifiquen el plan

Publicado en Club Cortum

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Hasta el 17 de febrero la Generalitat no dispondrá de la totalidad de las neveras adquiridas para poder transportar la vacuna contra el Coronavirus.

Hasta el 17 de febrero. Al parecer, les ha pillado desprevenidos. La misma compañía, sorprendida, les ha propuesto 250 contenedores en alquiler para el transporte. Pero son insuficientes. Un mes y medio más tarde del inicio de la vacunación. ¿Alguno de vosotros o vosotras desconocíais que la vacuna empezaría administrarse el 28 de diciembre? Lo sabemos desde el 18 de diciembre. Y con un poquito más de margen, ¿no era de todos y todas sabido, tal como anunció el ministro Illa el 20 de octubre que a finales de año, máximo principios de 2021, recibiríamos 3,1 millones de dosis?

¿Era tan difícil organizar una logística en condiciones? Para comunidades como Extremadura, Galicia… no… pero ay… Catalunya. Los garantes del “yo lo haría mejor si me dieseis las competencias”. Los “no necesitamos a nadie porque somos lo más en todo”. Los que nos decían que con ellos siempre comeríamos helado los domingos, supongo que derretido porque no tendrían neveras…

A los que les sobra desde España hasta Europa, pero que no pueden controlar como van a guardar las dosis de vacunas necesarias para su población tras prácticamente un año de pandemia esperándolas. A 5 de enero solo se ha vacunado un 13% de lo que se preveía en el plan inicial de la Generalitat. Esto sí es un dato real.

Fuera de las fronteras imaginarias, estas que se empeñan en recordarnos el Govern de la Generalitat, han llamado al asunto desde “pifia” hasta “chapuza” pasando por “escándalo”. No es para menos. Nos comparamos en honores de ineficiencia con la Comunidad de Madrid y la aprendiz de Trump, Isabel Díaz Ayuso, que entre otras cosas acusa a las fiestas del retraso. Supongo que la Navidad también le ha cogido por sorpresa.

No tenemos neveras, que ya es grave. Pero es que tampoco tenemos un calendario de vacunación que abarque la totalidad de acciones necesarias, no tenemos personal porque nos hemos pasado 10 años de recortes de derechas en los que ni la sanidad pública ni los y las profesionales que se dedican a ella, eran una prioridad. Pero es que tampoco se ha contratado el suficiente personal nuevo para hacer frente a una campaña de vacunación que tiene que abarcar en un año vista a prácticamente toda la población del país. No tenemos enfermeras, las echamos para buscar en Europa un trabajo mejor y ahora no sabemos ni cómo contratar a más.

Vacunar a la población no es una tarea fácil, desde luego, pero tampoco lo será si nos empeñamos en hacerlo aún más difícil improvisando y tapando las equivocaciones con marketing. Si un plan no funciona la inteligencia sugiere modificarlo. Y esto me vale tanto para las comunidades como para el Estado, que en vista de la acción insuficiente de algunas de ellas debería volver a asumir las competencias en sanidad y bajo un mando unitario y con un plan mejor orquestado gestionar algo tan importante como la vacunación de un país ante una pandemia. Si es necesario ampliar los centros de vacunación que se haga, si hay que ampliar personal que se haga. ¿Pero es que acaso hay algo más importante ahora mismo que acabar con esta pandemia? Si tras un esfuerzo descomunal de la comunidad científica al fin tenemos las vacunas y no las sabemos gestionar, nuestro mayor problema no será el virus sino la incompetencia. Es sencillamente inadmisible.

Sabemos que hay quién incumple las restricciones, no tiene cuidado o vive al parecer ajeno al último año de nuestras vidas. Pero en su mayoría, los y las ciudadanas somos responsables, juiciosos y francamente, tampoco pedimos tanto. Nos dicen que nos quedemos en casa y lo hacemos. Nos dicen que solo podemos abrir la restauración tres horas al día, y cumplimos. Cierran los comercios los fines de semana, y cierran los equipamientos deportivos y las extraescolares por enésima vez aunque sigo sin leer un dato en ningún sitio que me diga que son los mayores focos de contagio, sino todo lo contrario. Aunque esté afectando gravemente a la economía y subsistencia de muchos y muchas de nosotras. Instauran perímetros municipales de fin de semana y semanales. Y aceptamos. Porque la amplia mayoría somos responsables y queremos que esto se acabe poniendo de nuestra parte lo que sea preciso. Pero también queremos, exigimos, y nos merecemos que nuestro gobierno nos trate como a personas adultas y desde la transparencia y la sinceridad nos explique qué está haciendo. Queremos saber porqué se toman estas medidas y no otras. Queremos saber que si este plan no funciona hay un plan B. Queremos que trabajen y lo hagan eficientemente, como se nos exige a cada una de nosotras y nosotros en nuestros puestos de trabajo. Y sino, cuando no cumplimos, nos despiden.

Mientras, las conselleries de la Generalitat no se ponen de acuerdo unas con otras, y el Estado presenta datos incorrectos porque las comunidades no los actualizan. Incomprensible, a estas alturas, semejante nivel de inconcreción.

Decía Kant: “se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar”. Los y las ciudadanas hemos demostrado nuestra inteligencia a niveles insospechados. Ahora, por favor: demuestren un poco la suya y trabajen en solventar esta situación que si no fuera tan profundamente grave sería sencillamente ridícula.