Tiempo

“Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo” Mario Benedetti

En 1905 un señor que trabajaba en una oficina de patentes en Berna, Suiza, asombra al mundo científico explicando que el tiempo no es absoluto. Einstein vivía, por aquel entonces, en el número 49 de la calle Kramgasse. Una vía empedrada, amplia y bonita, coronada en su extremo superior por la conocida Torre del Reloj (Zytglogge). Un monumento bello e impresionante que data del siglo XII y que ha sobrevivido como parte de la primera muralla, puerta de entrada de la ciudad. Cuando buscas información sobre esta torre medieval en la que suenan las horas desde hace más de 600 años puedes leer “en su interior no parece haber pasado el tiempo”. Curioso. Sus 130 escalones preceden a las maravillosas vistas de los tejados del casco histórico con fondo inmejorable: Los Alpes. Como dato curioso: la torre se utilizó durante un tiempo como prisión de mujeres, y contiene también un reloj astronómico del siglo XVI.

Einstein vivió en Berna de 1902 a 1909, allí bajando de la torre del reloj, desarrollo su teoría de la relatividad, revolucionando los conceptos del espacio y del tiempo al son de todos los tic tacs que puedan caber en los 7 años que ocupó la ahora conocida como Einsteinhaus.

En siete años caben casi 221 millones de tics tacs. Quizá fue con el sonido de cada uno que le llegó la inspiración de su teoría más famosa, la que en uno de esos tic tacs, le cambió la vida.

Yo visité el museo ex casa de Einstein en Berna unos 108 años después que el tipo del pelo alborotado y los ojos vivos hubiese dejado de vivir allí, probablemente, nunca se sabe…, esos 108 años jamás fueron una medida de tiempo a tomar en cuenta por el genio.

El tiempo es relativo quiere decir, según explica en una declaración a Teknautas de El Confidencial el profesor de Física de la Universidad Granada, Arturo Quirantes que “la distancia y el tiempo no son absolutos, sino que dependen del observador”. El tiempo, en definitiva, no es lo mismo para todos.

Hace 600 millones de años toda la península ibérica estaba sumergida bajo el mar. Puede parecer un montón de tiempo pero ya pasó. Y es difícil medir cuánto ha tardado en pasar. 600 millones de años se dice en menos de 10 segundos. Hay personas a las que su vida les ha cambiado por completo en menos de 10 segundos y personas que parece que lleven más de 600 años igual, sumergidos quizás.

Podríamos decir que el tiempo, en referente a la vida, es aquello que transcurre desde que recordamos o más bien nos recuerdan haber nacido y el momento en que morimos, o más bien alguien constata que lo hemos hecho – comprobando que, efectivamente, el tiempo es aquello que percibe otra persona-. Pero quizá, imaginemos que el cuerpo no es más que un canalizador del alma, que una vez acabado su proceso en él continua de forma autónoma en otro espacio o en otro tiempo. Mientras el espectador-constatador consideraría que nuestro tiempo ha terminado, nuestro tiempo estaría continuando en un espacio indeterminado. El tiempo, insisto, no es lo mismo para todos. Y si no fuese así, para nosotros mismos, nuestro tiempo no estaría sumando pero tampoco parado, no estaría.

El tiempo tampoco es el mismo si miras hacia delante o hacia atrás. Si me paro a pensar que me quedan 17 años de hipoteca por pagar me parece una eternidad, pero cuando pienso que mi hijo cumplirá 17 años este agosto, me da la sensación que el tiempo ha pasado volando.

Ni siquiera el tiempo es el mismo en el mismo observador, porque se pone en juego la percepción, el deseo, la esperanza, la vivencia y las expectativas. Demasiada relatividad junta.

El tiempo que he tardado en escribir este artículo es completamente impreciso si tenemos en cuenta el que llevo pensando en el tiempo en si. Ahora que todo es diferente y todo ha cambiado, porque el tic tac nos cambió la vida en 10 segundos, pienso mucho en el periodo que vendrá por delante. Me llegan mensajes constantes sobre cómo aprovechar la vida y no malgastar el finito tiempo, mensajes derivados del Carpe Diem, com más o menos gracia lingüística que coinciden sin embargo en la profunda e inmensa pereza que me producen. Haré con mi tiempo, y la percepción del mismo, lo que considere. Gracias.

“No te asuste desgastarme, soy eterno” canta mi grupo favorito. Quizá vosotros no lo seáis pero esta observadora ha asumido hace lustros que es infinita y su tiempo también, e incluso y aprovecho para lanzar este mensaje para la eternidad, si se da el caso que alguno de vosotros resulta observador o observadora-constatante de que se acaba, creedme: del todo, solo estaréis viendo una parte.